La primera embajada española en la China

En otra página de este sitio web ver hemos hablado del comercio con la China a través de las Filipinas gracias al descubrimiento de la nueva ruta del «Tornaviaje» por el marino y religioso vasco Andrés de Urdaneta, así como la importancia que para el comercio entre China y España tuvo el llamado «Galeón de Manila».

Hoy vamos a recoger un hecho anecdótico pero también importante. Se trata de un curioso banquete que tuvo lugar en aquel país coincidiendo con el establecimiento de la primera embajada española en la China.

En la ‘Relación verdadera de la China’ se cuenta con detalle el desarrollo de aquella primera embajada a China [1575], enviada desde Filipinas u comandada por los dos frades agustinos, Martín de Rada y Jerónimo Marín.

En un pasaje del dicho documento se describe el recibimiento que tuvieron en la embajada y, con todo lujo de detalles, el banquete que les ofrecieron:

«Relación verdadera de la China» (detalle) de Martín de Rada y Jerónimo Marín (Fuente PARES).

TRANSCRIPCIÓN:

“Otro día nos fueron a conbidar de su parte para un banquete que nos quería hacer fuimos halla y en una sala grande debaxio del patio tenían puestas las mesas por hesta orden para cada frayle tenían puestas siete mesas todas sin manteles que allá no se husan ni tienen necesidad dellos por que comen con palillos sin tocar cossa con la mano. En la primera se avia de comer. En las demás que estaban puestas por su horden y las demás pegadas aquellas hazia adelante con un frontal en la postrera de seda estaba mucha comida entre la qual avia muchas frutas echas castilletes y muchas cosas de asucar llenos tarros y ollas y echos pájaros todos de açucar. Avia muchos capones ançares muertos y pelados y vasos de pasteles y pastas de vaca y buenos jamones todo crudo. Y de la cosina trahian de comer en los platillos que aquello no se tocaba sino hera a la fruta ffue abundante la comida y servida con mucho concierto en tanto grado que contamos alguna vez mas de cincuenta manxares juntos en la mesa havia muy excelente vino que no hacia falta el de uvas. No se hallo el gobernador a la comida sino el capitán de la guardia. Y otros dos capitanes para cada uno de nosotros. Avia cinco mesas por la misma horden y todas con sus castilletes echos de oropel que todo hera cossa galana estaban las mesas todas puestas en circulo, que dexaban un espacio en medio en el qual se rrepresento una comedia que duraron todos los entremeses toda la comida y hubo cantores y música de vihuelas de arco / a nuestros esclavos llevaron a comer a otro aposento. Acabados de comer nos llevaron toda la comida a nuestras posadas la que estaba en las mesas y a cada uno cuatro pieças de seda y a nuestros esclavos mantas antes de volvernos de la posada”.